Por: Ale Rabcov Betuina (08/10/2019).
Estados Unidos siempre ha utilizado
diversos instrumentos para presionar en el lineamiento de las instancias y
organizaciones internacionales. Este país, al proporcionar una cuarta parte del
fondo de Naciones Unidas, ha buscado aprovechar esta cuestión como una
herramienta de presión a fin de lograr sus objetivos. Una de las medidas de
EE.UU. para canalizar la toma de decisiones y liderar tales instancias en el
marco de sus intereses, es influir ellas a través del nombramiento de personas
dependientes en cargos de alto nivel, facultados para la toma de decisiones e
influyentes para manipular a las personas activas y representantes de otros
países en tales organizaciones.
En los últimos años, el
gobierno de Estados Unidos, en virtud de su intención de controlar el programa
nuclear iraní le ha prestado especial atención a la Organización Internacional
de Energía Atómica (OIEA) como una de las entidades importantes adscritas a la
ONU. En este marco y en base de información secuencial, EE.UU. ha intentado reclutar
a simpatizantes de sus políticas a fin de aprovecharse de ellos.
Según se ha hecho saber, Rafael Grossi, asistente de Yukia Amano, ex
Director General de la AIEA es una de las piezas que durante los últimos
años el gobierno de Estados Unidos ha
aprovechado como agente a su servicio en la precitada Agencia. Grossi,
fungiendo como asistente del Director General, conociendo los protocolos
administrativos y las normas de esta organización en relación a la prohibición
de la publicación de informaciones y reportes relacionados con el programa
nuclear de los países miembros y mucho menos la entrega de dichas delicadas
notificaciones a terceros, entregó informes sobre el programa nuclear iraní a
la CIA. La cooperación del ex asistente
de Amano y actual candidato para ser el próximo director general de la OIEA con
esta agencia de inteligencia estadounidense, ha llevado a EE.UU. a apoyarlo
fuertemente, haciendo un gran esfuerzo para lograr este fin, aunque hay otros
tres candidatos de Rumanía, Eslovaquia y Burkina-Faso en liza para ocupar este
cargo.
Estados Unidos no solo está obligando
a los países miembros a votar a favor de Grossi sino que presiona a otros
candidatos a retirar su candidatura para facilitar la elección del argentino en
este cargo.
Tomando en cuenta las acciones
unilaterales de EE.UU. en lo atinente a ignorar las reglas y normas de Derecho
Internacional y el funcionamiento de las organizaciones internacionales, con el
fin de satisfacer sus propios intereses, persiste en la intención de nombrar a
un títere en la jefatura de tan trascendente organización, siendo esto un acto que
debería preocupar seriamente a los Estados miembros de la ONU.
Con este hecho, la cooperación en
términos del uso pacífico de la energía nuclear podría alejarse de manera
indefectible de las normas y estándares internacionales existentes influyendo
negativamente en la cooperación de los países con esta materia.
Resulta evidente la importancia de
esta situación y la magnitud del conflicto que podría crearse, considerando las
nuevas acusaciones contra la administración Trump acerca de la violación de las
normas y leyes internacionales tras su decisión de ayudar a Arabia Saudita a
acceder a la tecnología nuclear.
Es necesario que todos los países y
organismos internacionales sumen esfuerzos para enfrentarse a los abusos de
Estados Unidos en estas instancias, en particular en este caso en el cual
pretende elegir una persona de dudosa trayectoria para servir a sus intereses.
Indiscutiblemente, una persona que haya sido
capaz de -violando la ley y las normas de funcionamiento de la OIEA- entregar
informes de un país a terceros, en caso de ser elegida como nuevo director de esta
agencia, subordinará la misma a Estados Unidos. La persona designada como el
director general de OIEA debería caracterizarse por su independencia,
profesionalidad e imparcialidad, toda vez que la paz y la tranquilidad del
planeta está en sus manos.
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