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Distribuir y no producir, génesis de la desesperanza


Las líneas en el Konuko I
Por: Rafael Marrero

En momentos en que está arreciando la crisis económica inducida en nuestro país por la restauración capitalista de la que estamos siendo víctimas, veo con preocupación la poca fuerza de voluntad política que se refleja en las medidas que se adoptan desde el gobierno en sus distintos niveles, local, regional y nacional respectivamente, a lo largo y ancho del territorio nacional con relación al problema especulativo y muy especialmente en el área alimenticia.

Es preocupante ver como se erigen estructuras y normas que intentan apalear el alto costo de los alimentos, en especial los de “primera necesidad” (cosa que puede generar un debate muy extenso, ya que consumimos alimentos que nos impusieron y nos crearon la necesidad de ellos, como es el caso de las harinas de marca, aceites, azúcar, entre otros.), dejando a un lado tres factores que en mi criterio son fundamentales para avanzar en dar una respuesta contundente ante la arremetida capitalista y son, en primer lugar, una nueva CULTURA DE CONSUMO, partiendo de las prácticas de elaboración de alimentos y consumo ancestrales que tenían nuestros antepasados y que son de un contenido proteico muy alto, en segundo lugar, una CAMPAÑA DE DIFUSIÓN MASIVA que le permita al pueblo conocer esas prácticas ancestrales ya mencionadas con la finalidad de darle las herramientas y conocimientos necesarios que le permitan diversificar el consumo de los alimentos hasta ir suprimiendo de nuestra dieta cotidiana los productos industrializados que lejos de aportarnos los nutrientes que requerimos para una alimentación sana solo le generan ganancias exorbitantes a las mafias que los producen y comercializan, incluidos todos los elementos de las cadenas de comercialización, desde lo macro a lo micro; y en tercer lugar, la PARTICIPACIÓN DEL PODER POPULAR ORIGINARIO en la elaboración, discusión y aprobación para el funcionamiento de esas estructuras de distribución y la elaboración y aplicación de las normas vinculadas a la distribución de alimentos a nivel nacional (el subsidio de los alimentos es un punto muy álgido pero estamos conscientes que el territorio venezolano tiene la capacidad suficiente para generar los recursos necesarios para subsidiar no solo alimentos, sino distintos tipos de rubros de primera necesidad.), las líneas generales salen desde un grupo de eruditos que no toman en cuenta las realidades locales y es allí donde se desconoce la verdadera participación del Poder Popular, ya que no se trata de que nos digan ( creo que el término real es “impongan”) como hacer las cosas, sino de adecuarlo a las realidades de cada localidad según sus costumbres, cosa que la normativa impide por estructuras “organizativas” reflejadas en ellas, e incluso, por resoluciones de órganos vinculados a los partidos políticos y organizaciones gubernamentales encargadas de la distribución de alimentos como es el caso de los CLAP, que a pesar de ser una buena iniciativa en lo que respecta a la distribución de alimentos (independientemente de cuáles distribuyan), dista mucho de dar una respuesta satisfactoria y efectiva a la población en ese sentido. Lógicamente todo esto debe ir acompañado de acciones contundentes en contra de la especulación y el robo desmedido a las que nos ha sometido la arremetida apátrida capitalista y es competencia exclusiva del gobierno hacerle frente a esa situación, ¿o es que aquí gobiernan las mafias hambreadoras?

Es imperante la necesidad de fomentar la producción agrícola y pecuaria en sus formas originarias para garantizarnos una alimentación sana, libre de agro tóxicos que solo han incrementado la dependencia de estos en la producción agrícola envenenando nuestros suelos y enriqueciendo de una manera desmedida y obscena a las grandes transnacionales que los elaboran y distribuyen. Debemos retomar la idea originaria del conuco familiar y otras iniciativas como las planteaba el Presidente Chávez, la producción a baja escala para el consumo familiar, los cultivos hidropónicos, gallineros verticales, la selección y manejo de semillas autóctonas, entre otros.

Estamos en deuda con el momento histórico que nos ha tocado vivir y es necesario activarnos con alegría y mucha conciencia del mismo para vencer la desesperanza que se refleja en los rostros de quienes sostenemos en pie la utopía de la Revolución en estas tierras de Bolívar y Chávez!

#LaVozDeGuaicaipuro