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Farándula y cultura



Por: Oscar Sotillo Meneses
@SotilloArte

Los medios instantáneos como la televisión, la radio, y ahora la web, crearon un ecosistema de estrellas que llenaron los imaginarios populares de habitantes de un universo circense y tecnológico que ahora entraba a nuestros hogares sin ningún tipo de control. La farándula se convirtió en un referente inmediato para los “televidentes” para la gente cuya realidad comenzó a ser permeada por estas personas que habitaban un universo ficticio, pero seductor.

Tragedias, historias de amor, fatuidades y pavosísimos dramones acompañan a la farándula. La farándula es la narrativa mediocre de todo lo que rodean a los hacedores de televisión. Lejos de ser una narración necesaria de la vida “real” de los “artistas” de la televisión se convirtió en la verdadera cantera de atracciones y curiosidades y pasó a tener más interés que los mismos contenidos elaborados para seducir.

No podría ser de otra manera sino patético este subproducto de la televisión que es un sistema tecnológico mediático diseñado para hacer dinero basado en el arte de idiotizar a los demás.

En ausencia de otros referentes, la farándula llenó muchos vacíos, las disciplinas artísticas en su afán elitesco se convirtieron en cenáculos cuasi secretos alejados de lo popular, así que la patética farándula es para muchos lo más parecido a “el arte”. De allí que “artista” entre nosotros es sinónimo de actor de televisión. Este lamentable reduccionismo y la brutal capacidad de difusión y repetición de la televisión han logrado infiltrar la lógica farandulera en todos los espacios culturales, sociales y políticos.

La lógica farandulera se basa en lo intrascendente, en lo fatuo, en la explotación irracional de lo íntimo expuesto a lo público, en la superficialidad. Bajo esta lógica, las artes tienen muy poco espacio en lo social, a menos que sean consideradas solo como un adorno o un adminículo decorativo. Los procesos artísticos ameritan mucho trabajo, cultivo, formación y capacidad poética, lo que los diferencia abismalmente de lo farandulero.

Sin embargo lo farandulero goza de muy buena acogida y es usado con frecuencia para convocar, para llamar al entretenimiento rápido, para captar la atención de la masa de manera superficial.

Farándula y cultura contrastan en la manera de abordar el hecho creativo, la labor artística, el cultivo prolongado y sensible de lo humano. A veces el mapa se confunde.


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