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¿Para qué luchar?


Las líneas en el Konuko XV
Por: Rafael Marrero (13/10/2018)

En los anales remotos de la lucha de clases, se oculta un misterio que en momentos específicos de quienes de alguna manera obtenemos conciencia de la misma, nos hace sentir invadidos y que incluso nos coloca al borde del abismo moral del que la historia de cada uno de nosotros puede dar cuenta y está resumido en la pregunta ¿Para qué luchar?

Solo la formación académica o en todo caso ideológica, no basta para hacernos conocedores de la realidad dentro del contexto histórico que vivimos, menos aún con una realidad tan cambiante como producto de la misma dinámica social que obedece sus propias reglas. Es necesario vincularse con las masas populares para comprender la magnitud de la complejidad de esa realidad que existe y que por no vivirla o en todo caso no conocerla, creemos que es producto de una suerte de “ficción del hecho social”, dejando a un lado el padecimiento de infortunios y desaciertos de quienes han sido los desairados a lo largo de la historia. 

El debate en la argumentación no debe basarse en si se es soñador o no, es un punto sin discusión, todos los cambios sociales parten de una planificación consciente o inconsciente a la que podemos denominar como “sueños”, por el simple hecho de que en sus inicios no se han materializado, pero no quiere decir que no puedan materializarse a corto, mediano o largo plazo, todo va a depender del nivel de organización y de participación que se logre sumar para lograr los objetivos, independientemente cuales sean.

En la lucha social nuestro mayor enemigo es el tiempo, ¿cómo lograr todo lo que se sueña o se espera lograr sin que el implacable tiempo resuma a períodos la continuidad y cotidianidad de nuestros esfuerzos? El principal elemento para contrarrestar ese efecto que genera el tiempo sobre las acciones sociales es sin duda alguna el reconocimiento público de los logros obtenidos, e incluso, de los desaciertos y malsanas acciones, ya que a su vez ese reconocimiento público de alguna manera genera la memoria colectiva que es la que permanece en la sociedad y es la que puede en términos reales servir de base, inspiración o ejemplo a futuras generaciones para lograr la continuidad requerida para alcanzar los objetivos.

Luchamos para ser libres, para tener paz, para desarrollarnos en todos los sentidos bajo un esquema de igualdad entre conciudadanos, donde podamos tener acceso a servicios de calidad, salarios justos, luchamos para acabar la estructura del estado neocolonial burgués, para lograr el Estado Comunal, luchamos para ser dueños de nuestro destino.

La lucha no es un modismo ni una actitud de ocasión, es una forma de vida para quienes decidimos plegarnos a las exigencias de ella misma, repito, no es de ocasión, es continua, sin pausas ni recesos, fuerte, algunas veces dispersa, pero es la lucha. Nunca un cambio de paradigmas y de estructuras que rigen las sociedades se logra planificando revoluciones cuando “una bomba cae a 1000 kilómetros del refrigerador”, parafraseando a Silvio Rodríguez.

Nuestro papel fundamental es ayudar a cambiar y a escribir la nueva historia, la real, la que nos toca vivir y dejar constancia de nuestro paso por la vida y más aún, por este hermoso país, único e inigualable.

En definitiva debemos luchar para lograr el fin único de la existencia humana: Ser felices ante cualquier circunstancia!