Uno de estos espacios sociales afectados en toda la Pacha Mama es el educativo. Con sus altibajos, diferencias y consecuencias, los gobiernos han tomado medidas para resguardar lo más posible los procesos formativos institucionales. En el mes de septiembre de Venezuela se nos presenta el desafío del tradicional regreso a clases con la sociedad afectada por el peligro aún latente de la pandemia y una cuarentena que ha obligado a la institución educativa a orientar un plan desde la casa desde el mes de marzo en que se fue declarando la alarma en todo el mundo. El presidente Nicolás Maduro Moros y las instituciones respectivas han sometido a consulta nacional y popular la decisión del inicio de las clases. Sean cuales sean los resultados de la indagación, es al gobierno y su ejecutivo a quienes corresponde tomar la decisión porque, además de tener el resultado del dialogo en las manos, también tienen todos los guarismos y estudios generados por fuerza de esta gripe mortal en sus cuadros estadísticos e investigativos y los mismos le dan la posibilidad de estimar, proyectar y orientar acciones, cuestión que hasta el momento ha sido de gran acierto y genera confianza. Sin embargo, independientemente de las modalidades a implementar colectivamente en el regreso a clases, hay lecciones aprendidas desde iniciada la cuarentena, nada desestimables. La experiencia de la escuela, el liceo y la universidad en casa, amén del trauma y la crisis sufridos y enfrentados, nos ofrece un buen punto para, además de coordinar, alentar y orientar acciones, dar continuidad a un análisis de nuestra educación como proceso, ya iniciado en Revolución (y desde mucho antes), reflexión nada conveniente de detener.
LA PRESENCIALIDAD EDUCATIVA: MANDAR EL MUCHACHO A LA ESCUELA
¿Cuándo no ha sido problema o dilema para los padres, madres y representantes mandar el muchacho a la escuela o al liceo o a la universidad -si se trata del pregrado? Cualquiera diría con justicia: “pero es que ahora tenemos pandemia”. Sí, de acuerdo, éste es un problema crucial, pero es de naturaleza táctico, del momento, de la coyuntura por la aparición del COVID-19. Se debe ver que histórica y estratégicamente, la presencialidad en la escuela está afectada y no desde hace poco tiempo. Debemos decir que estos espacios educativos sufren un descentramiento del objetivo social que una vez tuvieron; teleológicamente hablando las instituciones educativas como espacios del saber, aprendizaje y conocimiento ya no tienen la misma centralidad que sostuvieron desde el período de la ilustración o también llamado modernidad (siglo XVII). Algunas personas todavía llorarán esta dislocación, pero la escuela, el liceo, la universidad ya no son los centros que fueron de la información, comunicación, ni vórtices fundamentales de la educación.
Cuando el muchacho y la muchacha llegan a la escuela o al liceo, cuando el adulto la adulta llegan a la universidad tienen un inmenso universo tecnológico a su alrededor de naturaleza informativa, comunicativa, recreativa, investigativa ocupando el centro de sus dimensiones educativas, de conocimiento y aprendizaje, donde las estructuras e instituciones tradicionales para tal fin están desplazadas y llegan a ser, muchas veces, sólo un apéndice necesario para pasar de grados, incluso, de acuerdo a la calidad del proceso vivido, se transforman en un mal necesario. Esto afecta y conmociona severamente la presencia del estudiante en la estructura educativa porque se produce una disparidad, a veces parecida a un abismo, entre sus expectativas y la oferta de las instituciones, debido a que se han trastocado sus intereses sobre los contenidos, cuyo olor a caducidad o desactualización (sobre todo epistemo-metodológica) sale por las ventanas y puertas de las aulas hasta posarse en el ánimo del estudiantado. Esto es un problema mundial de la educación.
La institución educativa viene trabajando esta situación en muchos países pues se trata de poner al día a las dimensiones escolar y universitaria y a los y las docentes con el desafío tecnológico, pero esto no es sólo un problema de adaptación a una base científico-técnica, ni de los contenidos asimilables, además está el factor que se discute con mucho énfasis en Venezuela y es la estructura educativa como espacio posible para el encuentro social, sabio, solidario, ciudadano, amistoso, afectivo, eternamente influyente. Entonces no sólo se trata de mandar el muchacho a la escuela o al liceo; la significación es que la escuela o el liceo son también espacios para la vida, porque la educación también requiere de procesos abiertos que den vida a las relaciones institucionales, sociales, comunitarias para el porvenir y, no teniendo la importante centralidad de antaño, poseen en su historia un acervo cultural y social trascendental que se han constituido en referentes importantes e imprescindibles para los pueblos.
LIBERTADOR SIMON BOLIVAR
Cuando el muchacho y la muchacha llegan a la escuela o al liceo, cuando el adulto la adulta llegan a la universidad tienen un inmenso universo tecnológico a su alrededor de naturaleza informativa, comunicativa, recreativa, investigativa ocupando el centro de sus dimensiones educativas, de conocimiento y aprendizaje, donde las estructuras e instituciones tradicionales para tal fin están desplazadas y llegan a ser, muchas veces, sólo un apéndice necesario para pasar de grados, incluso, de acuerdo a la calidad del proceso vivido, se transforman en un mal necesario. Esto afecta y conmociona severamente la presencia del estudiante en la estructura educativa porque se produce una disparidad, a veces parecida a un abismo, entre sus expectativas y la oferta de las instituciones, debido a que se han trastocado sus intereses sobre los contenidos, cuyo olor a caducidad o desactualización (sobre todo epistemo-metodológica) sale por las ventanas y puertas de las aulas hasta posarse en el ánimo del estudiantado. Esto es un problema mundial de la educación.
La institución educativa viene trabajando esta situación en muchos países pues se trata de poner al día a las dimensiones escolar y universitaria y a los y las docentes con el desafío tecnológico, pero esto no es sólo un problema de adaptación a una base científico-técnica, ni de los contenidos asimilables, además está el factor que se discute con mucho énfasis en Venezuela y es la estructura educativa como espacio posible para el encuentro social, sabio, solidario, ciudadano, amistoso, afectivo, eternamente influyente. Entonces no sólo se trata de mandar el muchacho a la escuela o al liceo; la significación es que la escuela o el liceo son también espacios para la vida, porque la educación también requiere de procesos abiertos que den vida a las relaciones institucionales, sociales, comunitarias para el porvenir y, no teniendo la importante centralidad de antaño, poseen en su historia un acervo cultural y social trascendental que se han constituido en referentes importantes e imprescindibles para los pueblos.
LIBERTADOR SIMON BOLIVAR
La realidad generada por la pandemia del COVID-19 en Venezuela ha abierto un diálogo que, bajo tensiones propias de un peligro sanitario muy bien enfrentado por el gobierno bolivariano y el pueblo, está tornando hacia un problema coyuntural de salud, cuando más bien debe colocarse en el sitio educativo correspondiente. Por ejemplo: si se implementara con éxito la vacuna, que es lo deseable, el problema de salud mermaría considerablemente a una dimensión preventiva en la escuela, sin embargo, las significaciones y problematizaciones de la presencialidad educativa aquí señaladas continúan y se deben seguir dialogando y problematizando, ahora con la valiosa experiencia dejada por el trayecto en la pandemia y en los distintos momentos de cuarentena.
LOS TELERIN ANDAN DESPIERTOS
LO NUESTRO
Así como la centralidad educativa de las instituciones destinadas para tal fin está afectada, también la función de la familia como socializadora de la educación ha visto su gran conmoción: está de vuelta. En épocas anteriores al período de la ilustración, la familia jugó un papel importante en la formación de los seres humanos hasta que las instituciones educativas se fortalecieron y pasaron a ocuparse de la educación en los distintos niveles casi por completo. De acuerdo a la característica escolar, la clase social, las estructuras educativas, los estudiantes asimilaban su proceso y eran excluidos o se incluían y la familia fungía como aliada casi sumisa de aquel proceso institucional, pues había entregado aquella potestad a los claustros cuya centralidad se hizo absoluta; las escuelas han ofrecido la imagen de monasterios portátiles. Se llegó a pensar, erróneamente que sólo la escuela educaba. Hoy, no sólo la escuela no es la única que educa (nunca fue así, repetimos), además, la familia ha ido recuperando paulatinamente su rol de socializadora de la educación, tanto que, en Venezuela, el sistema educativo ha acentuado este reconocimiento que se viene haciendo desde mediados del siglo XX y el Presidente Nicolás Maduro está enfatizando en la consulta del regreso a clases en la participación de la familia, para tomar una decisión educativa bajo una grave coyuntura sanitaria. Hacer esta convocatoria antes de la llamada Segunda Guerra Mundial en el siglo XX no hubiese ocurrido, mucho menos en el Abya Yala con el cuadro de gobiernos dictatoriales. Sólo con el muy importante signo dialógico y democratizador de la actitud gubernamental venezolana hacia el pueblo y la República, incluir a la familia ha sido posible.PRESIDENTE NICOLÁS MADURO MOROS
Durante la cuarentena de 2020, la actitud educativa de la familia venezolana, en general, ha sido importante, muy significativa. La incorporación de la familia ha sido de preocupación activa a pesar de las dificultades confrontadas en lo sanitario y lo económico. Esto responde al interés siempre habido como pueblo y al perfil de sociedad que conformamos. La familia se avocó a indagar para la resolución de las asignaciones con los recursos y personas habidas en la propia comunidad. Madres localizaron profesores y profesoras del bachillerato de las distintas materias. Familias (no acostumbradas a hacerlo) se inmiscuyeron en los aspectos organizacionales del trabajo integral. La preocupación participativa del sujeto educativo familia al llamado a las actividades en casa ha sido activa y con efectivos signos de movilización social. Así algunos sectores sociales opositores contravengan, esto nos dice que son poderosamente influyentes los veinte años de revolución bolivariana, en los que una de las prioridades de inversión social ha estado en la educación y lo revelan las Misiones sociales desplegadas. En ese espacio activo y comprometido, la familia (sobre todo las de ubicación popular) ha participado en la incorporación de todo el núcleo, a una extensa oferta que va desde la educación inicial hasta la universidad. Además, ha participado en espacios alternativos de educación política desplegados en toda la sociedad, debido a los activos debates habidos en la dinámica social, cuya deliberación tendiente a lo electoral han generado un alto grado de conciencia que han convertido al pueblo venezolano en uno de los más politizados de la Pacha Mama. La familia venezolana se ha visto beneficiada con este crecimiento político, independientemente de la tendencia partidista, que hacen nada casual su incorporación al debate de la educación como activa socializadora de esos procesos.
DESCENTRADA Y TODO LA QUEREMOS
COMANDANTE MAESTRO
La escuela deja en los seres humanos una marca o impronta para siempre. Tanto su presencia activa como su ausencia son de sensible significación en la experiencia social de vida. Debiéndose a lo tecnológico, el descentramiento abre unas posibilidades de diálogo dinamizador de las relaciones donde la sociedad venezolana no está en cero. Hasta por sufrimiento intuitivo, de este descentramiento (en sus ausencias, disgregaciones, distanciamientos y caducidad) se han dado cuenta todos los sujetos educativos, aunque no haya sido sencillo encontrar alternativas, dada la complejidad del fenómeno.
LAS TICs AL ANCANCE DEL PUEBLO
Una de las dificultades frente al diálogo es la colocación de la discusión en un sitio paradigmático en el que muchas y muchos no estamos formados y aún no comprendemos los alcances de la reflexión ni de la práctica a dinamizar. Paradigmáticamente el debate educativo no es una simple refriega de naturaleza científico-técnica. Es un, diríamos, estupendo cambio de visión de la realidad. El traslado de la escuela a la casa con apoyo de la tecnología ha significado la rememoración y revalorización de la apuesta del comandante Hugo Chávez (quien sí había experimentado el cambio paradigmático de visión de la realidad) por el arme tecnológico del pueblo, que llevó el celular a las clases populares, las Canaimitas a la escuela y la familia. También ha colocado a la escuela en el debate social con perspectivas de provenir al promover a la educación como un venturoso espacio político que algunos sectores de la sociedad y el pueblo miran con recelo (debido a la propaganda de los grupos reaccionarios que se tragan la mentira oligarca de que la educación no debe ser política), en este decisivo punto, el proyecto educativo bolivariano se ha colocado como vanguardia.
Sin embargo, el programa de Escuelas, Liceos y Universidades desplegado por los dos gobiernos bolivarianos, tiene aún una profunda reflexión por delante que aviva este tránsito de pandemia, pues se trata de dialogar la estructura de las instituciones aún enclavada en el molde escolapio, disciplinar, autoritario, patriarcal, machista que ya no tiene mucho qué decir ante el descentramiento planteado ni ante las exigencias de los cambios globales y planetarios que experimentan el Abya Yala y la Pacha Mama. En estos momentos no se puede forzar a la escuela, al liceo ni a una universidad a emprender una función que ya no cumplen por razones históricas, sin practicar las debidas reflexiones y problematizaciones que estén incluidas en procesos permanentes de formación política. Este forcep afecta a toda la sociedad y sobre todo al sujeto estudiantil, proyectado desde hoy hacia el porvenir.
Sin embargo, el programa de Escuelas, Liceos y Universidades desplegado por los dos gobiernos bolivarianos, tiene aún una profunda reflexión por delante que aviva este tránsito de pandemia, pues se trata de dialogar la estructura de las instituciones aún enclavada en el molde escolapio, disciplinar, autoritario, patriarcal, machista que ya no tiene mucho qué decir ante el descentramiento planteado ni ante las exigencias de los cambios globales y planetarios que experimentan el Abya Yala y la Pacha Mama. En estos momentos no se puede forzar a la escuela, al liceo ni a una universidad a emprender una función que ya no cumplen por razones históricas, sin practicar las debidas reflexiones y problematizaciones que estén incluidas en procesos permanentes de formación política. Este forcep afecta a toda la sociedad y sobre todo al sujeto estudiantil, proyectado desde hoy hacia el porvenir.
AQUILES NAZOA MAESTRO DE LAS COSAS MAS SENCILLAS
En este crucial debate es importante que el docente se ubique en el centro de la problematización política que le plantea la influyente información que tienen el estudiantado, para preguntarse a diario por los desafíos que la complejidad del proceso trae consigo, sobre todo en las dimensiones epitemo-metodológicas. Cuando algunos de estos profesionales, desde una perspectiva política reaccionaria, vienen rechazando los estupendos libros de la colección bolivariana y ofreciendo resistencia al no menos interesante contenido de las canaimitas y ahora han tenido que enfrentar las clases con la práctica tecnológica en la cuarentena, perciben con más evidencia que su participación (ya no su centralidad) está siendo sustituida desde ayer, y en no pocos casos, por sujetos extraños al proceso educativo pertinente.
FRANCISCO GUTIERREZ MAESTRO DE LOS NUEVOS PARADIGMAS
Desde esta perspectiva la discusión se vuelve interesante de cara a la presencialidad, porque se cruzan varios testimonios experienciales de los sujetos que han transitado la cuarentena con sus intereses y expectativas, a saber: el del estudiantado con la práctica de la escuela, el liceo y la universidad en casa que tiene la socialización cotidiana afectada; el de los padres, madres y representantes participando fragmentadamente en la experiencia y viendo con preocupación un cambio del que no se ha dado cuenta o no comprenden, ni han reflexionado a profundidad; el del Estado bolivariano a quien corresponde administrar la cuarentena evaluando los resultados integrales y planteando políticas efectivas; el del gobierno como ejecutor de las políticas con acciones dinamizadoras de financiamiento y proyector de planteamientos éticos y el del pueblo organizado como colectivo patrio y espacio político encargado de influir con su interés en una educación de los hijos e hijas del porvenir.
PAULO FREIRE MAESTRO DE LOS OPRIMIDOS
Como consecuencia del descentramiento dialogado, otro aspecto de orden epistemo-metodológico a observar con detenimiento es el problema mundial que signa el agotamiento de la clase magistral como estrategia en el aula, debido al abuso pedagógico que coloca al docente a depender con permanencia de los oxidados enrejados didácticos y el exceso de su palabra y experiencia. Esta merma ha hecho que se entenebrezca el diálogo estudiante-docente al silenciarse la palabra del estudiantado, se secuestre también el proceso evaluativo al centralizarse en el rol docente. La clase como intercambio de saberes perdió la perspectiva (siendo en esencia un diálogo) en la expectativa del docente y en el interés del estudiantado. No rechazando totalmente la clase magistral (que tiene estupendos escenarios naturales en foros y seminarios), la escuela, el liceo y la universidad requieren de otras gravitaciones diversas de diálogo que la audiencia estudiantil perfila y exige. En el caso de la escuela y el liceo, tienen una vigencia imperecedera los pensares y propuestas del maestro brasileño Paulo Freire; y en el de la Universidad, uno de los exponentes más significativos de este agotamiento es el físico catalán Jorge Wagenberg quien dedicó su interesante libro El Gozo Intelectual a exponer las dimensiones de la crisis de la clase magistral en la educación, llegando a proponer a la cantina y la biblioteca como espacios válidos de conocimiento y aprendizaje en las universidades.
AGUSTIN AVELEDO MAESTRO DE JUVENTUDES
Despiertos y vivos están en Venezuela los debates de la escuela recreativa para el saber y la investigación, donde la infancia se ha hecho más política, entre otras cosas, por el ejemplo vivo y perenne del comandante Hugo Chávez. Las discusiones acerca del liceo científico, investigativo, creativo que albergue a los estudiantes y no los extrañe del salón ni los expulse del recinto, también tienen más vida que nunca. La reflexión de siempre por una universidad sabia, experimental, ensayística, innovadora que intelectualice sin alienar, profesionalice sin castrar, politice sin banalizar cada tanto asoma su debate; inmersos todos en un sistema educativo público para la productividad, la heurística física y espiritual, las epifanías para despertar conciencias y conmover desde las artes del vivir. Esto coloca también como sujetos fundamentales a las y los educadores desde una profesión que no ha dejado de tener una importancia vital para el pueblo en tanto humanos y humanas para las políticas de la gente.
BIENAVENTURADO EL ESTADO QUE ES DOCENTE
LB PRIETO FIGUEROA MAESTRO DEL ESTADO DOCENTE
El maestro venezolano Luis Beltrán Prieto Figueroa fundamentó con pluma, experiencia y pensamiento hábiles y sabios, la misión y visión del Estado Docente. Tomando la exitosa incidencia mundial del economista brintánico John Meynard Keynes, quien propuso para las sociedades de la Pacha Mama el fortalecimiento de un Estado inversor en los proyectos sociales e instituciones públicas, el maestro margariteño desarrolló la teoría del Estado Docente como espacio filosófico, planificador y administrador de los proyectos educativos de la sociedad venezolana. Basadas en una transparente y lúcida relación entre el Estado venezolano y el resto de la sociedad, la educación estaría protegida por su potestad, estableciendo una armonía en las iniciativas de la escuela pública.
CECILIO ACOSTA MAESTRO DE LOS ALTOS MIRANDINOS
La guerra económica contra Venezuela y la pandemia trajeron consigo una contracción en la economía. La administración e inversión educativa pública han visto reducidas sus posibilidades de expansión. La pandemia que obliga al gobierno a decretar la cuarentena, introduce la cámara lenta de una prisión en la sociedad mundial y entre lo dañino, hace posible ver los problemas con sus detalles importantes. En el caso de la educación, las estructuras institucionales vacías, los sujetos en sus casas, la dinámica reducida, posibilita mirar las incidencias y los problemas desde las pantallas y las estadísticas con las tensiones que trae consigo no palpitar juntos y juntas en la cotidianidad. Esa agresión sanitaria, esa contaminación bacteriológica, crecientemente reconocida como una trama de los poderes mundiales, también ha permitido observar los problemas en varias dimensiones; ha obligado a mover el paradigma en el que estamos formados.
ARGELIA LAYA MAESTRA GUERRILLERA
La tarea del Estado venezolano (Docente), siendo hasta ahora eficiente a pesar de los graves problemas, continúa teniendo en el horizonte cometidos titánicos en lo organizativo, administrativo, político y productivo. En veinte años de proceso bolivariano, los esfuerzos por hacer del proyecto de educación un espacio productivo que tribute a la soberanía alimentaria y al cambio de la mentalidad rentista en vastos sectores de la sociedad han sido débiles y de poco alcance por diversos factores. Un indicador es la mentalidad burguesa que aún subyace en los distintos sectores de la sociedad y ofrece fuertes resistencias a mirar los problemas de manera socializada, colectiva y sobre todo popular. Animadas (y hoy decepcionadas por sus mentores políticos) personas de estos sectores reniegan del papel del Estado como protector e inversor de la educación y son acérrimos críticos de la educación pública.
SIMON RODRIGUEZ EL HOMBRE MAS EXTRAORDINARIO DEL MUNDO
El llamado sigue estando en que el Estado vele por el bienestar de todos los sectores de la sociedad, sin embargo, ese objetivo debe librar la contradicción económica que trae consigo, en favor de las clases mayoritarias. De allí que la educación que debe proteger el Estado bolivariano venezolano es la Educación Popular (Simón Rodríguez). El período de cuarentena visibilizó esta finalidad. Quienes están desplegados en los sectores populares incluidos en la educación pública demostraron la experiencia habida con la tecnología para cumplir con las asignaciones y seguramente allí confrontaron problemas de diversa causa y consecuencia, corresponde al Estado evaluar la efectividad y alcances de esta experiencia.
JOSE MARIA VARGAS MAESTRO DE LA CIENCIA
Una gran ausencia presenta el Estado docente en Venezuela, que significa una deuda en la situación de la supervisión educativa. Es bastante probable que la educación de nuestro país sea la única en el mundo con esta vital dimensión ausente, hasta la llegada del COVID-19 que ha obligado a supervisar el proceso desde la perspectiva sanitaria: ya es algo. Sectores reaccionarios de la sociedad se han negado rotundamente a la aplicación de una supervisión estatal bajo la banal consigna “Con mis hijos no te metas”, aludiendo a una estrategia de adoctrinamiento cuando, por el contrario, es el imperio capitalista y sus cancerberos ideológicos quienes se meten con sus hijos adoctrinándolos en valores perjudiales. Ha sido esta pandemia imperial la que ha obligado al gobierno a restringir grave y urgentemente su dinámica escolar, la que ha puesto en serio riesgo la salud de toda la familia, la que aún amenaza la vida del pueblo. En adelante, una estrategia integral de supervisión educativa debe llevarse adelante con el fin de fortalecer los proyectos y desde la dimensión axiológica resguardar el aire vital de nuestros hijos de la asfixia capitalista.
BEATRIZ CORTEZ MAESTRA ORGANIZADORA
En el caso de los y las docentes y sus ingresos, se abre una discusión tensa (como siempre ha sido) enfatizada en los problemas generados por el bloqueo gringo, el saboteo interno y la guerra económica. El sujeto educativo docente suele colocar el querido fragmento del maestro Simón Rodríguez cuando defiende la atención de sus necesidades por parte del gobierno republicano; tenerlo presente es clave debido a la potencia subjetiva habida en la necesaria moralización de las actitudes personales y colectivas. Así como el gobierno bolivariano reconoce el esfuerzo y entrega de maestros y maestras, educadores en general, también debe tener presente la necesaria retribución de ese esfuerzo dentro de los, por ahora, limitados planes económicos, en cuanto sea posible.SALPICON DE TEMAS
VICTOR VALERA MORA MAESTRO POETA
La reconfiguación del uso de la tecnología de la información en la educación. Con la percepción y práctica que hayan tenido los diferentes sujetos del proceso educativo venezolano durante la cuarentena, seguramente sus visiones de lo tecnológico han cambiado y en muchos casos se ha transformado radicalmente. Los profesionales de la docencia, han tenido la irremediable posibilidad de problematizarse tanto epistemo-metodológicamente como en los aspectos ontológicos (del ser educativo) y el de los valores (axiológicos). Desde los docentes negados a mirar el celular como una potencia educativa, a otros y otras reticentes a dejar de utilizar papel para los trabajos escritos (continuando con la depredación de los árboles), pasando por aquellos y aquellas que han hecho de las presentaciones en power point un placer cotidiano, y otra gama y matices de experiencias habidas en esta práctica emergente, seguramente hay en este momento propuestas interesantes vertidas en la consulta.
ZOBEYDA JIMENEZ MAESTRA CIMARRONA
En el caso de la familia, el reflejo de tan importantes aportes se verá en el estudiantado para quienes el advenimiento definitivo y convencido de la tecnología debe significar una felicidad. La falta de sinceración en la utilización de este recurso, por no pocos docentes, ha impedido el amplio despliegue del potencial creativo estudiantil quienes continúan sub-utilizándolo en cuestiones banales. El Estado desde el sistema educativo bolivariano debe continuar (en el legado del comandante Hugo Chávez) el financiamiento de proyectos en las tecnologías de la información a utilizarse potencialmente en el trabajo de aula y en la integralidad educativa.
JM BRICEÑO GUERRERO MAESTRO DE LA FILOSOFIA
El tiempo educativo es otra dimensión altamente problematizada por el descentramiento escolar. Tradicional y hasta autoritariamente, la escuela hereda la organización de sus tiempos (también llamados horarios) de la escuela fabril medieval que tiene fuerte influencia del catolicismo y se basa en el encierro del salón de clases y la obligación satánizada del recreo o receso. Cuando se comparan los tiempos de la escuela, la fábrica y la cárcel, no se está hablando en abstracto. Este esquema de tiempos está definitivamente desfasado en el caso de la escuela, el liceo, incluso en la universidad por el pregrado, que algunas veces convierten algunas instituciones en liceos. Además, los esquemas de tiempo no están centrados en el interés del estudiantado sino en el de los docentes y la institución, esto hace imposible innovaciones creativas, destinadas a ser desplegadas desde el poder heurístico del estudiantado.
HERNAN PERALTA MAESTRO SABIO
El número de estudiantes por aula. La última gran masificación educativa occidental se promovió luego de la llamada Segunda Guerra Mundial y su modelo a seguir (da dolor decirlo) ha sido la experiencia de la educación de la Alemania nazi, sin duda pedagógicamente efectiva, donde se demostró la eficiencia educativa masificadora que llevó a millones de soldados, con orden y disciplina, a invadir y destruir la mayoría de países europeos. La tendencia del número de estudiantes por aula de esa experiencia alemana es alta aunado al impulso de la estrategia de clase magistral de la que ya se habló. La armonización del número de alumnos y alumnas por aula, además de ser una reivindicación laboral y exigencia a la formación permanente del docente, incide en la calidad educativa, el tiempo escolar, los procesos epistemo-metodológicos y la felicidad educativa.
JOSE MARTI MAESTRO LIBERTARIO
Ciencia y educación: algo más que un desafío. Una dimensión pesa como cuestionamiento sobre el proceso bolivariano y está en la concepción y hacer de la ciencia en los procesos educativos. Esta afección de la pandemia, debemos decirlo autocríticamente, pone al descubierto la inmensa debilidad en materia científica que tenemos enclavada en la más lamentable dependencia. Desde Venezuela, podemos decir mucho acerca de la manera como nos hemos organizado con la égida del gobierno bolivariano para combatir la pandemia en el escenario social, sin embargo, desde el aporte científico a la investigación y alternativas técnicas estamos muy débiles. El ojo del huracán de este problema es esencialmente educativo. Amén de que en la siempre hablada transferencia tecnológica que debe procurar y vigilar el Estado a través de convenios que respondan a intereses patrios, no se ven estrategias concretas que nos apuntalen desde la esfera científica. En nuestra educación pública aún no se reconoce el investigador potencial, posible y habido en cada estudiante. Ontológicamente, la concepción investigativa es lamentablemente pedagógica, reproductora de modelos dependientes de signo colonizador, repetitiva, libresca, sometida a un docente que tiene dificultades para reconocerse también como investigador-investigadora y con estas falencias les será muy dificultoso hacer sentir a sus estudiantes como científicos y científicas. Nuestra educación está distanciada frente a los problemas básicos de la ciencia y muy opaca respecto a dimensiones científicas de improntas propias, raizales, populares. Creemos que esto se debe a la dependencia de modelos colonizantes y a estar sumidos en una ciénaga cultural amamantada en la IV República -que fue capaz de eliminar las Escuelas Técnicas- que nos impide vernos como científicos y científicas. No se ha impulsado desde las bases educativas y con sentido orgánico, el posible despliegue de una cultura científica. La escuela, el liceo y la universidad no hacen sentir a nuestras juventudes como posibles científicos. Se sigue jugando a la proyectada visión hollywodense (gringa) del genio por descubrir, que de existir, se lo toma la burguesía o las multinacionales como presea mercantilizada. Buena parte de nuestros hombres y mujeres de ciencia aún están hipotecados al capital privado como en tiempos de la IV República. Preguntas: ¿Se sienten científicas nuestras enfermeras o nuestros técnicos en electricidad o en las hidroeléctricas o los profesionales de la medicina o quienes siembran la tierra? ¿En la escuela se les considera como potenciales científicos a los estudiantes de la educación inicial o del liceo? Cesando las interrogantes tenemos una paradoja: se habla mucho, con sobrados méritos del científico (popular) Luis Zambrano como ejemplo, se le han otorgado premios y homenajes, sin embargo ¿Cuánto se promueve efectivamente su ejemplo con difusión e inversión del hacer científico en la educación? Si buscáramos en todo el territorio nacional los aportes científicos al combate de la pandemia veremos que son, aunque importantes, ínfimos y la mayoría de iniciativa personal. La pandemia develó que, si no superamos los nefastos efectos del entreguismo colonizador de la IV República, tendremos un desierto en la dimensión científica como política educativa pública de Estado que no producirá ni tormentas de arena.
¿REGRESAR A CLASES PARA QUÉ?
RAFAEL ANGULO MAESTRO DE LOS PUEBLOS
Para continuar haciendo una revolución y así seguir fortaleciendo nuestra segunda independencia que transforme definitivamente las relaciones de poder, colocando a la clase mayoritariamente popular en el interés social central, ya que siguen siendo los y las trabajadoras, los y las comunidades populares los beneficiarios multiversales de todos los procesos educativos a desplegar; a sus intereses mayoritarios deben estar consagrados y dirigidos todos los esfuerzos del Estado y del gobierno bolivariano. Los valores a promover y fortalecer en la educación son los detentados por los pueblos. Las éticas basadas en la solidaridad entre humanos, el cuido de la Pacha Mama y todas sus especies vivientes, la descolonización del pensamiento y de los haceres, la fraternidad entre los pueblos, la lucha contra todo imperialismo y sistema que atente contra nuestra soberanía, independencia y autodeterminación, el destierro definitivo del patriarcado como estamento que ha impuesto la discriminación de la mujer y de los pueblos, deben estar en la acción y reflexión del regreso a clases. Y el no menos importante deseo jurado de que contribuyamos con ahondar la imposibilidad de que la pandemia capitalista, una vez vencida, vuelva a suceder.
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