Logo del III Congreso de Nacional de Cultura como recordatorio de sus conclusiones |
Por; Henys Peña (19/06/2016).
El pasado sábado 7 de mayo, en la Casa de Los Diablos de Yare, el Consejo Legislativo del Estado Bolivariano de Miranda (Clebm) inició la consulta del Proyecto de Ley de Cultura del estado, ya el jueves 5 se anunciaba en rueda de prensa desde el Centros de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, el inicio de esta consulta, este sábado 14 a las 10:00 am continuará la consulta en Rio Chico, pronto le tocara a los Altos Mirandinos, en Villa Teola, resaltamos estos acontecimientos, no como un mero recurso noticioso, sino por el simbolismo de los lugares y los asistentes, hasta ahora numerosos y diversos.
Se abre entonces un intenso debate, en el que hay temas neurálgicos, a los que no se debe ni puede escurrir el bulto. Los recursos para la cultura es uno de estos temas, sobre el que hay una propuesta, muy general aun, de crear un Fondo, con argumentos en el sentido de que se dedique a las manifestaciones culturales de tradición, en específico a las de reconocido carácter patrimonial, resaltando los Diablos de Yare y la Parranda de San Pedro por sus declaratorias como patrimonio de la humanidad, y otras propuestas sobre un fondo para la cultura toda, inclusivo y diverso, como es nuestro estado.
La necesidad o no de un instituto de cultura, es otro tema, con antecedentes como la creación del Instituto Autónomo de Cultura del Estado Miranda (IACEM), con su posterior conversión en Instituto Mirandino de la Cultura (IMIRC), hasta su eliminación por parte del gobernador ausente, como uno de sus primeros actos de gobierno, con la complicidad de una mayoría legislativa de derecha insensible a la memoria, las tradiciones y el patrimonio cultural de nuestro estado. La creación o recreación del instituto cuenta con defensores y detractores, en todo caso la idea está íntimamente ligada a la anterior, es decir, a la creación de un fondo y su destino, así como la manera en que será administrado, a la luz de dos vertientes a su vez, una que valora la ley como un marco general en el que se definen políticas, principios rectores, instancias y mecanismos de participación del poder popular y de contraloría social, y otra que propone una ley que contenga detalles, instituciones y procedimientos.
El tercer tema, es el relacionado con la seguridad social y protección de artistas, cultores y creadores, aun siendo evidente que ha mejorado substancialmente esta protección al estar incluidos en el sistema nacional de pensiones, que abarca al 10% de la población, y que se acerca aceleradamente a cubrir la totalidad de la población adulta mayor. Este es un asunto que aun genera dudas y confusión, por una parte las pensiones son una responsabilidad del ejecutivo nacional, y tienen por política atender a toda la población y no a una comunidad específica, mal podría pretenderse regular en un ley regional un asunto nacional, pero por otra parte, si se pueden crear fondos o asignar recursos, como el llamado subsidio de honor, u otros, con los que asistir a la comunidad cultural en las áreas de salud, tratamientos médicos, o servicio funerario.
Hemos usado hasta aquí la expresión comunidad cultural, en clara alusión a un concepto cargado de significado, vinculado al proyecto bolivariano de país y a la tarea de construir nuestro socialismo, la comunidad cultural a contrapelo de la pretendida “sectorización”, deja en el pasado la premisa del “sector cultura”, como una especie de compartimiento estanco, aislado no solo del entorno, sino del momento histórico, y en especial de la comunidad toda, buscar y encontrar la ruta que establezca un vínculo indisoluble entre la comunidad cultural y el concejo comunal, la comuna, el poder popular todo, para construir la cultura común, comunal, es en nuestra modesta opinión, el verdadero y gran reto de esta consulta y proyecto de ley de cultura.