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Un llamado para que nuestro futuro digital nos pertenezca



Un llamado para que nuestro futuro digital nos pertenezca

... nos sumamos a la declaración!!!
 
Just Net Coalition
 
ALAI AMLATINA, 25/11/2019.- Con la creciente digitalización de nuestras sociedades, los datos constituyen un recurso económico clave, cuyo acopio y procesamiento permite transformarlos en algoritmos e inteligencia artificial, de alto valor económico. Actualmente este recurso es apropiado por las corporaciones globales de datos para su propio provecho, sin pedir permiso ni ofrecer recompensa, como un derecho de facto. ¿Debemos seguir permitiendo que las corporaciones se adueñen de nuestros datos? O, más bien, ¿somos nosotros, como personas y comunidades, que debemos poder sacar provecho de ellos, en función de las necesidades que establezcamos?

La Coalición Just Net (JNC) propone que se necesita urgentemente establecer regímenes legales que afirmen los derechos y la potestad de las personas sobre sus datos, tanto individual como colectivamente, así como un mayor control sobre las tecno-estructuras dentro de las cuales operan los datos y la inteligencia. También apela a la necesidad de estructuras democráticas de gobernanza de la esfera digital, que vaya de lo local a lo global.

En el siguiente Manifiesto, presentado públicamente este 25 de noviembre en el marco del Foro de Gobernanza de Internet, en Berlín, JNC expone esta propuesta a través de 16 principios, que ofrece como insumo para abrir un debate, tanto en la esfera internacional, como nacional y local. (ALAI)
 
Manifiesto por la Justicia Digital
Un llamado para que nuestro futuro digital nos pertenezca
Desarrollado por Just Net Coalition
 
Principios clave: 

1. Todas las personas deben tener potestad sobre sus datos, `ya sea individual o colectiva.
2. Nuestros datos requieren protección contra el abuso
3. Necesitamos las herramientas para controlar nuestros datos
4. Los bienes comunes de datos requieren marcos de gobernanza adecuados
5. La protección, el intercambio y la utilización de datos requieren nuevas instituciones
6. El trabajo que genera datos debe ir acompañado de derechos digitales
7. Los datos deben procesarse cerca del punto de su origen.
8. Los flujos transfronterizos de datos deben regirse a nivel nacional
9. Es necesario reivindicar las tecno-estructuras como espacios personales y públicos
10. Deberíamos tener potestad sobre el software que utilizamos y poder controlarlo.
11. Las infraestructuras digitales clave deben ser administradas como servicios públicos
12. Las tecno-estructuras deben ser descentralizadas para un uso abierto, con interoperabilidad
13. Los monopolios digitales globales deben desarticularse
14. La datificación de las sociedades debe gestionarse democráticamente
15. El desarrollo de los estándares digitales debe ser la responsabilidad de organismos de interés público
16. La esfera digital debe ser gobernada de lo local a lo global.

Preámbulo

Reafirmamos la "Declaración de Delhi para una Internet justa y equitativa". El presente Manifiesto se basa en esta Declaración y la amplía.

La sociedad digital ya está aquí
El futuro digital emergente es generalmente recibido con una mezcla de anticipación positiva, temor, impotencia e incluso horror. Esta reacción meramente pasiva ante la fuerza motriz más poderosa de la sociedad es peligrosa e innecesaria.
No hay tiempo que perder para controlar el poder de la esfera digital. O bien podemos renunciar a controlar nuestro futuro digital o podemos hacernos cargo de él. Pero primero debemos entender qué hay detrás de la esfera digital.
La industrialización aprovechó la potencia física masiva de fuentes más allá de las de las personas y los animales, hecho que transformó los procesos de producción. A este proceso se le conoce como mecanización. La economía y la sociedad digital se crean aprovechando fuentes externas (no humanas) del “poder de inteligencia”, en forma de una inmensa inteligencia basada en datos, que están revolucionando las fuerzas de la producción. Esto puede ser llamado como la “inteligencificación” de los procesos socioeconómicos.

La colonización fue un testimonio espantoso de cómo el poder industrial, asociado con los imperativos del capital, ha sido casi imposible de resistir o de desafiar por parte de quienes estaban sujetos a él. Sin embargo, en la actualidad, el poder que detienen quienes poseen inteligencia detallada sobre nosotros y la emplean para generar un control económico y político sin precedentes, es quizás peor que todo lo que hemos experimentado hasta ahora.
Datos, inteligencia y tecno-estructuras
Los datos deben ser reconocidos, entre otras cosas, como un recurso económico clave. En la actualidad, el recurso de los datos es apropiado globalmente a voluntad; es recolectado sin permiso ni recompensa, y es acopiado por las corporaciones de datos para su uso exclusivo. Debemos elegir entre permitir que las corporaciones sean propietarias de nuestros datos, o que éstos nos pertenezcan a nosotras, las personas. Las personas, después de todo, son tanto los contribuyentes como los sujetos de los datos. Las corporaciones de datos se aprovechan de la falta de derechos económicos reconocidos sobre los datos para afianzar sus prácticas de datos como ley de facto. Se necesitan urgentemente regímenes legales que afirmen los derechos y la potestad de las personas sobre sus datos, tanto individuales como colectivos.
La ‘inteligencificación’ digital fue precedida y facilitada por la difusión del software de red como el espacio, el medio y la lógica de nuestras interacciones y relaciones sociales, económicas, políticas y culturales. Internet fue su primer prototipo. Dado que el modelo básico de Internet se basaba en la inteligencia periférica o edge y en protocolos abiertos y públicos, dio lugar a una evolución técnica y social que muchas personas creían iba a favorecer la descentralización y mayor control por parte del usuario final. La computación en la nube –el modelo de software en red dominante en la actualidad– ha logrado invertir este paradigma: la inteligencia está ahora monopolizada por unos pocos centros globales, basados en el control corporativo de los datos y los estándares privados. La omnipresente difusión de las aplicaciones de Internet basadas en la nube, permite la recopilación incesante en tiempo real de los datos más íntimos y granulares sobre nosotros, las personas. Esto es lo que construye la poderosa inteligencia autónoma detrás del fenómeno de la sociedad digital.
En el centro de los sistemas digitales inteligentes, se encuentran unas pocas empresas globales –‘corporaciones de inteligencia’, cuyos servicios se basan en la inteligencia digital o inteligencia artificial (IA). Estas corporaciones primero conectan, luego coordinan y finalmente controlan a todos los actores y actividades en cualquier sector, desde el transporte y el comercio, hasta la salud y la educación. Se convierten en el “cerebro” de cada sector. Las corporaciones globales de inteligencia operan de forma remota a través de las tecno-estructuras de la computación en la nube. Al pasar por alto las interacciones humanas cara a cara, evaden de esta forma su responsabilidad y la rendición de cuentas, así como los controles legales y reglamentarios.
Recuperar el poder digital
Recuperar el poder de las ‘corporaciones de inteligencia’ requiere que trabajemos en dos frentes principales. En primer lugar, recuperar la potestad sobre nuestros datos e inteligencia, personales y colectivos. Estas son las fuentes clave del poder digital. Y, en segundo lugar, tomar el control suficiente sobre las tecno-estructuras dentro de las cuales operan los datos y la inteligencia. Estas tecno-estructuras se extienden a lo largo y ancho de la sociedad, controlando y explotando todo a su alcance. A diferencia de lo que ocurre en el mundo offline, donde las interacciones socioeconómicas tienen lugar principalmente en espacios públicos o cuasi-públicos, en el mundo digital todas estas interacciones están encerradas dentro de tecno-estructuras de propiedad privada.
Sin embargo, los sistemas inteligentes pueden funcionar de forma productiva aun cuando su inteligencia, así como los nodos y pilares clave de sus tecno-estructuras, están distribuidos y son de propiedad colectiva. Esto implicaría emplear las mejores posibilidades del empresariado y de mercados competitivos, combinado con mecanismos colectivos no mercantiles de importancia crítica. Estas alternativas deben configurarse de manera paralela a la desarticulación de los modelos dominantes de explotación del control centralizado de la inteligencia.
La esfera digital remodela nuestras relaciones sociales y estructuras de poder de manera tan fundamental que la gobernanza de los datos y la inteligencia de la sociedad requiere un nuevo contrato social digital.
En nuestra resolución y lucha para que las personas puedan apropiarse de su futuro digital, adoptamos los siguientes principios hacia una sociedad digital justa, equitativa y sosteniblemente productiva.
Ver documento completo: https://www.alainet.org/es/articulo/203468
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