
Mariano Marti: Obispo fervoroso, político pendenciero y viajero incansable
Por: Manuel Almeida Rodríguez
Un personaje sin duda extraordinario de la historia venezolana es el Obispo Mariano Martí. Nació en Brafín, un pequeño pueblo catalán, el 24 de diciembre de 1721. Fue el último de los 7 hijos del matrimonio de José Martí, médico, y Gertrudis Estadella, de familia de hacendados. Poseía un espírutu confrontador, un comportamiento viváz y ambicioso y un innegable fervor religioso a raiz de su influencia y vínculos con los jesuitas. Desde que se hizo sacerdote (1761) se procuró una posición en la jerarquía eclesiástica y las “Indias occidentales” le ofrecieron el lugar propicio para ello.
A los 10 años ingresó en el estudio particular de Tarragona; cursó filosofía, leyes y cánones en la Real y Pontificia Universidad de Cervera. Luego fue ordenado presbítero (1749) y posteriormente vicario general (1753), ejerciendo exitosamente el derecho canónico.

Cuando Carlos III asumió la corona, Martí logró escabullirse a la persecución Jesuita para ser presentado y nombrado en 1761 obispo de San Juan de Puerto Rico, que comprendía los territorios orientales de la actual Venezuela, incluyendo a Guayana y la isla de Margarita. Cargo que desempeñó hasta 1769. Fecha en la que concursó y fue nombrado obispo de Caracas, tomando posesión en agosto de 1770;
Ya en ese tiempo estaba en vigencia la política antijesuita, por lo que su nombramiento fue mal recibido por el alto clero español de la catedral, sobre todo por el canónigo Lorenzo Fernández de León. Esta tensión se mantuvo durante todo su ejercicio y con múltiples personajes de la corona y la iglesia. Llegando incluso a ser obligado por el Consejo de Indias, a remover sucesivamente a 3 de sus provisores. El último de ellos fue el criollo Gabriel Lindo, quien sería desterrado a Puerto Rico, es Famoso en Los Teques por ser el redactor y firmante del decreto de fundación de la parroquia eclesiástica San Felipe Neri.
Martí también mantuvo una tensa relación con el gobernador José Carlos de Agüero, con las autoridades de la Universidad de Caracas. A pesar de todos los obstáculos y confrontaciones políticas, desarrolló un ejercicio pastoral notable que lo llevó a recorrer en 12 años toda la diócesis, salvo 6 intervalos en los que regresó a Caracas. Siendo quizás, aun hoy, el obispo que más ha recorrido el territorio nacional. Durante su proceso dofendió a los indios de los abusos de los corregidores y a los esclavos de la explotación de sus amos, exigiendo que aquéllos pudieran contraer matrimonio libremente y fueran asistidos en sus enfermedades en las propias haciendas. Sobresalió en la pastoral sanitaria visitando todos los hospitales, reformando o dando nuevas constituciones a muchos y erigiéndolos en las ciudades donde no los había. Valoró la capacidad de los capuchinos como misioneros y tuvo la idea de formar un solo cuerpo de misión de ellos. Martí se enmarca en el proceso de formación del estado moderno de Venezuela
En 1772 Marí visita el Pueblo de Corozal que bordeaba las tierras del Conde de la Granja. Este era el más poblado de una serie de vecindarios dispersos por los Altos de Guaicaipuro. Casualmente su visita ocurrió un 20 de octubre. Ahí ofició la misa en una pequeña capilla de bahareque y pernoctó. Dos días después recorrería los caseríos cercanos de Pueblo Nuevo, Retamar, San Corniel y Los Teques.
El Obispo Mariano Martí murió en Caracas un 20 de febrero de 1792. Aun en ejercicio de funciones a la edad de 71 años.
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