Telones de neblina Amalivaca. Señor de las aguas: fragmento de la obra Amalivaca
Fragmento de la obra "El mito de Amalivaca" (1954-1955) del dramaturgo y artista plástico César Rengifo. Centro Simón Bolívar. Caracas. Venezuela.
Por: Manuel Almeida Rodríguez (originalmente escrito el 05/08/2020)
"... la esencia del teatro latinoamericano se enriquece con su acentuada intención de buscar, a través de formas nacionales, la raíz americana. Esa identidad que nos hace aglutinadores étnicos de la población terrestre y cuyas raíces remotas se hunden en Asia, África, Oceanía, Europa. Está en el hombre actual americano la presencia de todas esas sangres, de todos esos ancestros amalgamados en el mas profundo Humus continental. " Cesar Rengifo. 1978
En los pueblos originarios de Venezuela había un teatro rudimentario con cuentacuentos o representaciones que servían para congregar, educar, hacer memoria o exponer las percepciones del mundo, el entorno y las dimensiones espirituales de su cultura.
Las artes escénicas, como las conocemos hoy, comenzaron en Venezuela mucho tiempo antes de la llegada de Los españoles. Diversos historiadores del teatro nacional, como Olga Santeliz Cordero o Leonardo Azparren coinciden en afirmar que siglos previos a la conquista, diversas naciones de la Familia cultural Timoto-Cuica, específicamente los Jirajaras y los Ayamanes, quienes ocuparon la sierra Falcón-Lara, fueron los primeros de nuestro país en desarrollar las artes escénicas y el teatro, tal y como lo conocemos hoy.
Estos pueblos tuvieron una organización social jerarquizada e instituciones políticas y religiosas que motivaron el surgimiento de discursos escénicos y la construcción de tinglados dedicados específicamente a la representación de obras sobre la religión y la cosecha, como es el caso de la Danza de las Turas, a la que podemos considerar entonces como una de las primeras presentaciones teatrales venezolanas. Así inauguraron el proscenio y seguramente fueron los primeros públicos en aplaudir a los actores y actrices dentro del territorio.
La reina. Uno de los personajes de "La danza de las Turas". Esta manifestación venezolana relativa al calendario de Cosecha de las Turas (Mazorcas) tiene sus orígenes en las tradiciones de la era originaria independiente de las naciones Timotocuicas: JIrajaras y Ayamanes, que ocuparon la sierra Falcón Lara. Estos pueblos fueron los primeros en desarrollar el teatro. Imagen: Fundación Bigott)
Por su parte, la nación Karibe que ocupaba gran parte del norte de nuestro país y que incluía a nuestros ancestros Tekes, Arbakos y Kirikires, mantuvo lo que los estudiosos del tema han llamado Prototeatro, término que alude a una clasificación moderna. De este entendemos que la dramaturgia responde a variantes e improvisaciones sobre la vida cotidiana sin un discurso dramático como el conocido en el presente. Además, hasta la actualidad no se conoce sobre la existencia de lugares exclusivos para el teatro en las naciones dela familia Karibe. las representaciones y declamaciones se hacían en los espacios públicos disponibles y la atención de los espectadores era variable y aleatoria. Como lo es el teatro de calle hoy.
Por su parte, la nación Karibe que ocupaba gran parte del norte de nuestro país y que incluía a nuestros ancestros Tekes, Arbakos y Kirikires, mantuvo lo que los estudiosos del tema han llamado Prototeatro, término que alude a una clasificación moderna. De este entendemos que la dramaturgia responde a variantes e improvisaciones sobre la vida cotidiana sin un discurso dramático como el conocido en el presente. Además, hasta la actualidad no se conoce sobre la existencia de lugares exclusivos para el teatro en las naciones dela familia Karibe. las representaciones y declamaciones se hacían en los espacios públicos disponibles y la atención de los espectadores era variable y aleatoria. Como lo es el teatro de calle hoy.
Fragmento de la obra "El mito de Amalivaca" (1954-1955) del artista plástico y Dramaturgo César Rengifo (1915-1980)
Al culminar la jornada los niños, mujeres y hombres se juntaban ante el fuego para la comida. Luego alguno de ellos hacía pantomimas sobre una aventura en la montaña o el encuentro divertido de alguna torpe aprendiz que fue vencida por su presa. Así, escenificando la experiencia, los mayores enseñaban a los niños y niñas las artes y oficios que les daban los alimentos diarios. Luego era el turno de los viajeros y tránsito por el río y los caminos, entre amigos o enemigos. Por último entraba en escena el Piache, a quien correspondía representar la historia de guerreros ancestrales y la confluencia de los dioses hechos astros, fauna y elementos -o viceversa-.
Al culminar la jornada los niños, mujeres y hombres se juntaban ante el fuego para la comida. Luego alguno de ellos hacía pantomimas sobre una aventura en la montaña o el encuentro divertido de alguna torpe aprendiz que fue vencida por su presa. Así, escenificando la experiencia, los mayores enseñaban a los niños y niñas las artes y oficios que les daban los alimentos diarios. Luego era el turno de los viajeros y tránsito por el río y los caminos, entre amigos o enemigos. Por último entraba en escena el Piache, a quien correspondía representar la historia de guerreros ancestrales y la confluencia de los dioses hechos astros, fauna y elementos -o viceversa-.
El encuentro con las representaciones del teatro en las naciones Teme, Kiriquire o Arbaka, de la Familia Caribe era en los espacios comunes del grupo.
Así, día tras día, el drama o la comedia recurrían, con una iluminación de estrellas, luna y candela, ante un telón de neblina para darle sentidos históricos, metafóricos, críticos y educativos mucho antes de la llegada el conquistador europeo. La escena constituía de esta forma la esencia de una estirpe indómito.
Siglos más tarde, el 5 de agosto de 1498 llegaron los conquistadores a nuestras tierras. Durante 60 años los actos ante la fogata incluirían otros antagonistas blancos, barbudos y a caballo, que andaban con ropajes de metal y espadas que eran acompañadas de otros piaches, también blancos y barbudos, que obligaban la creencia de un Dios nuevo con sangre, fuego y torturas. Estos nuevos personajes de cara pálida no pudieron contra la nación Karibe, salvo cuando sus acciones incluyeron la traición, la tortura y el engaño. Y esas fueron las primeras representaciones de la “Civilización” en estas montañas que presenciaron Guaicaipuro, Terepaima, Conopoyma y tantos otros guerreros y guerreras detrás del telón de niebla y el crepitar de la candela en sus noches de infancia.
Obras. César Rengifo. Ediciones FIDES. Caracas. 2003. 4 Tomos.
http://teatroenvenezuelabarinas.blogspot.com/2012/07/origenes-de-la-dramaturgia-venezolana.html?m=1
https://centroteatraldeoccidente.wordpress.com/resena-historica-del-teatro-en-venezuela-3/
Amalivaca, el Dios de las aguas.
https://haimaneltroudi.com/amalivaca-nos-cuenta-un-mito-desde-el-corazon-de-caracas/
Estudios sobre el teatro venezolano de Leonardo Azparren Giménez. Fondo editorial FHE-UCV, Caracas. 2006. p. 286.
Interculturalidad, ritual y estado: El caso de Las Turas de San Pedro de Maparari, Venezuela. de Natalí Herrera Pacheco. encontrado en el Boletin Antropológico, año Nro 30. Nrto 83. enero-juino 2012. pp7-33.
Fuente: https://rielesyneblinas.wordpress.com/2020/08/05/el-teatro-guaicaipuro-historia-i/
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Así, día tras día, el drama o la comedia recurrían, con una iluminación de estrellas, luna y candela, ante un telón de neblina para darle sentidos históricos, metafóricos, críticos y educativos mucho antes de la llegada el conquistador europeo. La escena constituía de esta forma la esencia de una estirpe indómito.
Siglos más tarde, el 5 de agosto de 1498 llegaron los conquistadores a nuestras tierras. Durante 60 años los actos ante la fogata incluirían otros antagonistas blancos, barbudos y a caballo, que andaban con ropajes de metal y espadas que eran acompañadas de otros piaches, también blancos y barbudos, que obligaban la creencia de un Dios nuevo con sangre, fuego y torturas. Estos nuevos personajes de cara pálida no pudieron contra la nación Karibe, salvo cuando sus acciones incluyeron la traición, la tortura y el engaño. Y esas fueron las primeras representaciones de la “Civilización” en estas montañas que presenciaron Guaicaipuro, Terepaima, Conopoyma y tantos otros guerreros y guerreras detrás del telón de niebla y el crepitar de la candela en sus noches de infancia.
Próximamente el teatro en la colonia
Teatro. De Olga Santeliz Cordero y Manuel Pérez Vila. Diccionario de Historia de Venezuela. Fundación Polar. Caracas, 2da. ed. 2010. Tomo IV. pp. 27. https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/t/teatro/Obras. César Rengifo. Ediciones FIDES. Caracas. 2003. 4 Tomos.
http://teatroenvenezuelabarinas.blogspot.com/2012/07/origenes-de-la-dramaturgia-venezolana.html?m=1
https://centroteatraldeoccidente.wordpress.com/resena-historica-del-teatro-en-venezuela-3/
Amalivaca, el Dios de las aguas.
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Estudios sobre el teatro venezolano de Leonardo Azparren Giménez. Fondo editorial FHE-UCV, Caracas. 2006. p. 286.
Interculturalidad, ritual y estado: El caso de Las Turas de San Pedro de Maparari, Venezuela. de Natalí Herrera Pacheco. encontrado en el Boletin Antropológico, año Nro 30. Nrto 83. enero-juino 2012. pp7-33.
Fuente: https://rielesyneblinas.wordpress.com/2020/08/05/el-teatro-guaicaipuro-historia-i/
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