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“Etimología Social”

Las líneas en el Konuko XIV
Por: Rafael Marrero (06/10/2018)

 Como es sabido por todos, la acepción del término “etimología” hace referencia única y exclusivamente al origen de las palabras, tal y como está establecido en los diccionarios y en el caso de nosotros, en el “diccionario de la real academia española de la lengua (RAE)”, circunscrito bajo los esquemas de reproducción del colonialismo de los cuales somos víctimas y partícipes constantemente.


La importancia de esta breve conceptualización tiene su origen exactamente en la forma en que progresivamente van cayendo en desusos algunos términos del léxico coloquial, una serie de términos que hasta hace poco eran parte de nuestra cotidianidad y que vale la pena resaltar alguno de ellos en esta línea editorial.

No quiero abordar plenamente el tema antes mencionado dentro de su contexto, sin hacer referencia a la palabra “Toparquía”, entendida no dentro de la acepción aristocrática de gobiernos monárquicos independientes dentro de territorios aislados unos de otros, como todavía nos lo vende la Real Academia de la Lengua, sino, como el planteamiento filosófico plasmado en la ética Robinsoniana que contempla un doble objetivo: El “carácter” como formación subjetiva en el sentido de “crear voluntad” y de las “costumbres”, haciendo referencia al ejercicio de la autoridad pública basada en los hábitos y dinámicas sociales de los habitantes de un territorio y no a la inversa.

Quizás suene muy academicista esta explicación pero en realidad lo que planteaba Don Simón Carreño Rodríguez o Samuel Robinson como se conoce, al referirse a la toparquía inventaba el concepto americano, republicano y federalista de “poder del lugar ó territorio con voluntad”, no “señorío local” como nos lo hace ver el diccionario, sino, como una célula social y colectiva de voluntad política integrada a un tejido social general o nacional del poder.

De este planteamiento Robinsoniano nace la idea chavista, revolucionaria y socialista del tan vilipendiado “ESTADO COMUNAL”, el cual está destinado al fracaso debido a la reproducción del modelo de dominación neocolonial que tutela la conformación de las actuales estructuras y superestructuras de poder que rigen el control de la sociedad venezolana y la imposición de estructuras partidistas de organización que solapan el definitivo asiento de las comunas como conglomerados primarios para el ejercicio directo del poder, amén del desinterés demostrado de quienes en este país de “dirigentes y dirigidos” tienen la responsabilidad de la carga histórica de impulsar tal iniciativa. En definitiva es deber imperante de los revolucionarios y las revolucionarias avanzar en el desmontaje de la estructura del Estado Burgués neocolonial, para darle paso al Estado Comunal.

Sin duda alguna, las palabras expresan un sentir o en todo caso un estado de ánimo de quien las emite, en este sentido podemos inferir que la etimología propia de cada una de ellas de manera individual, incluso en conjunto, llevan consigo una carga emocional o intelectual según sea el caso y la intención de su emisor. Me genera mucha alarma que desde hace algún tiempo no escuchamos con tanta frecuencia en boca de los voceros del alto gobierno y de algunos estadios intermedios del mismo, palabras o frases como camarada, socialismo, estado comunal, comuna, poder popular, entre otras, todas muy significativas en el proceso de construcción del Socialismo Bolivariano.

En contraposición a esto vemos terminologías nuevas rebuscadas en lo más burdo de la realidad política y en franca contradicción con el proceso revolucionario como “Burguesía Revolucionaria” o su equivalencia, sin duda un oxímoron que busca sumergirnos en una praxis muy peligrosa y contraria desde todo punto de vista a los intereses de las grandes mayorías de la población venezolana.

En fin, debemos entender las palabras y la conexión existente entre ellas en la más amplia dimensión y dentro del contexto propio donde son utilizadas, ya que de no hacerlo estaríamos ante el riesgo inminente de ser, o seguir siendo, presa fácil de quienes nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza.

Para despedirme quiero recomendarles ampliamente la lectura del artículo titulado: “Los retos de este regreso a las aulas universitarias, escrito por nuestro camarada Henys Peña y que fue publicado bajo ese título en la página web: www.lavozdeguaicaipuro.com.ve, donde también será publicado este editorial.